Sin dudarlo fue el único día que no madrugamos, a las 9 y
media nos levantamos ya que sino no íbamos a poder hacer uso del buffet del
desayuno.
Después del desayuno subimos a las habitaciones y nos
duchamos. Salimos del hotel a las 11 de la mañana.
A las 12 habíamos quedado en la Marienplatz con Diego, un
amigo que se encuentra haciendo un Erasmus en Munich.
Fue un día totalmente diferente al resto, ya que no nos
dedicamos a visitar los lugares turísticos de Munich, gracias a nuestro amigo
Diego conocimos los rincones mas fascinantes de la ciudad.
Lo primero que fuimos a visitar fue la universidad de
Munich, cogimos el tranvia en la Marienplatz
(U3 o U6) y en 5 minutos nos llevó a la universidad.
¡¡¡¡¡¡¡Era una pasada de universidad!!!!!!!
La universidad de Múnich ha sido considerada particularmente
desde el siglo XIX como una de las universidades más prestigiosas de Alemania y
de Europa; con 34 galardonados al premio Nobel, se posiciona como la número 17
a nivel mundial en términos de laureados, entre los que destacan Wilhelm
Röntgen, Max Planck, Werner
Heisenberg, Otto Hahn, Thomas Mann y
muchos otros. El Papa Benedicto XVI fue estudiante y
profesor de la universidad.
Sin lugar a dudas lo que mas llama la atención de la
universidad son los toboganes que se encuentran dentro de la misma.
Después de visitar esta increíble universidad, Diego nos
invitó a comer al piso que comparte con algunos compañeros (estaba muy cerca de
la universidad en la calle Schellingstraße, a menos de 5 minutos caminando).
Fue una experiencia alucinante, conocimos a sus tres compañeros de piso, uno de
ellos era italiano, otro irlandés y otro era de Madrid. Eran unos chicos muy
simpáticos, el italiano nos preparó pasta típica de Italia (hizo lo que pudo)
estaba muy buena para tratarse de un “comida universitaria”. Estuvieron
contándonos como era la vida universitaria allí, como eran los alemanes, nos
hablaron muy bien de las fiestas alemanas, sobre todo de la Oktoberfest (hemos
quedado que a la del año que viene vamos a ir). Nos contaron la dificultad del
alemán y alguna tratada que habían hecho a lo largo del año.
Fue una tarde mañana muy agradable.
Después salimos a pasear por un enorme jardín llamado Sportanlage
Hirschanger, en el que había muchísima gente practicando multitud de deportes.
A las 6 nos acompañaron a un supermercado para comprarnos la
cena, ya que íbamos a cenar sandwiches ya que con la comida nos hinchamos
muchísimo. 10 € nos gastamos en la cena de todos, y nos fuimos al hotel
para poder descansar para el último día.
Marta Prades Martínez
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