miércoles, 20 de mayo de 2015

Dia 2, Viena no deja de sorprendernos



El día comenzó en Schonbrunn, había mucha gente para sacar las entradas, pero hay varias casitas de venta. Nosotros cogimos el Classic pass (16,50€), que además del Grand Tour (40 €) incluye los jardines privados del principe, el laberinto y el acceso a la Glorieta. Debo decir que la audioguía es una de las más interesantes que hemos oído en nuestros viajes, ¡casi la escuchamos entera!



El Palacio de Schönbrunn, también conocido como el Versalles vienés, es uno de los principales edificios históricos y culturales de Autria, desde el siglo XIX ha sido una de las principales atracciones turísticas de la ciudad de Viena y ha aparecido en postales, documentales y diversos filmes cinematográficos. El palacio, junto con sus jardines, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1996. 

Entre los años 1817 y 1819 se lleva a cabo una unificación y simplificación de la fachada siguiendo ya claramente los dictados del clasicismo. De esa época es también el color amarillo tan característico de la fachada, que hasta el siglo XX constituiría una de las "marcas" de la monarquía habsburga, pues todos los edificios oficiales estaban pintados con el mismo color.

Los jardines privados me parecen una visita interesante por este mismo hecho: privados. Hay muy poca gente, lo cual contrasta con el bullicio en el resto de los jardines. También el laberinto y la Glorieta, que mejora las vistas desde lo alto de la colina del Schonbrunn.



Desde Schonbrunn nos fuimos al  Naschmarkt, El Naschmarkt es el mercado callejero más popular de Viena que se extiende aproximadamente 1,5 kilómetros. El Naschmarkt existe desde el siglo XVI. Entonces se vendían principalmente botellas de leche. A partir de 1793, todas las frutas y vegetales que llegaban a Viena en carro tenían que venderse en el Naschmarkt. Por el contrario, los productos que llegaban por el Danubio se vendían en otros lugares de la ciudad. Hoy en día, se pueden comprar en él fruta y vegetales frescos de todo el mundo, especias exóticas, pan, etc.



Pero al ser día festivo estaba todo cerrado. Así que nos acercamos a la Staatsoper y, aprovechando que había función, entramos en el bonito hall.




La Ópera estatal de Viena es una de las más importantes compañías de ópera mundiales. Hasta 1920, se llamó Ópera de la Corte de Viena. Es el centro neurálgico de la vida musical vienesa y uno de los polos de atracción del mundo musical. Se trata de un edificio un edificio neorrenacentista muy criticado por los vieneses cuando se alzó, se construyó entre 1861 y 1869.

Nacho Serrano Piqueras



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