Como dice el dicho a quien madruga Dios le ayuda, y nosotros
lo seguimos a raja tabla, a las 7 ya estábamos desayunando en el buffet que
incluía el precio del hotel. El día que nos esperaba era un día de muchos
sentimientos a lo cual nos habíamos concienciado con antelación.
A las 8 menos cuarto salimos por la
puerta del hotel, dispuestos para coger el coche para dirigirnos a Skatepark
Kufsteiner Straße.
A las 9 menos cuarto aparcamos el coche. La entrada a este
monumento histórico es gratuita, tan solo tuvimos que pagar por aparcamiento 3€.
Nos encontramos en uno de los lugares más dolorosos para la
historia mundial.
No podíamos ir a Munich y no visitar el campo de
concentración de Dachau ,porque como bien nos enseñó nuestro profesor de
Ciencias Sociales, estudiar y saber historia nos sirve para no volver a cometer
errores realizados en el pasado.
Nos parecía la salida más importante que íbamos a realizar
en Munich por lo que decidimos alquilar un audioguía, ya que se trata de un
tema el cual hemos estudiado en la escuela, pero la oportunidad que teníamos de
escuchar la propia historia y verlo en directo, pensamos que no podíamos
desaprovecharlo. Por lo que nos alquilamos unos audioguías por 2,50 cada uno
(precio reducido de estudiantes). La audioguía iba acompañada de un mapa
del terreno. Ofrecía información sobre el origen y la historia del campo de
concentración de Dachau y testimonios de testigos históricos.
El 22 de marzo de 1933, unas semanas después de que Adolf
Hitler fuese nombrado canciller del Reich, se fundó en Dachau un campo de
concentración para prisioneros políticos. Este campo sirvió de modelo para los
posteriores campos de concentración y más tarde sirvió como "escuela de
violencia" para los miembros de la SS que estaban lo controlaban. Durante
los doce años de su existencia, más de 200.000 personas procedentes de toda
Europa fueron encarceladas aquí y en sus numerosos subcampos. En total, fueron
asesinados 41.500 prisioneros. El 29 de abril de 1945 las tropas
estadounidenses liberaron a los sobrevivientes.
A las 2 de la tarde cuando finalizamos la visita al campo de
concentración nos dispusimos a comernos los bocadillos que nos habíamos
preparado en el desayuno.
Nacho Serrano Piqueras
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