Sin lugar a duda este día fue un día muy intenso pero a la
misma vez de los más interesantes que pudimos tener en todo nuestro viaje.
Nuestro día comenzó a las 7:30, duchitas y bajar a desayunar
al buffet que teníamos incluido en nuestro hotel para poder salir a las 8 y
media. Nos esperaba un fantástico viaje de una hora y 50 minutos para llegar a
un precioso lugar apartado de Munich de pronunciación casi imposible, Neuschwanstein.
Gracias al navegador incluido en el coche llegamos sin
ningún problema a las 10:20 al pueblo de, donde únicamente se compran las
entradas para el singular castillo que nos disponíamos a visitar.
Después de comprar las 5 entradas que nos costó 12€ a cada uno, subimos dando un agradable paseo hasta el castillo.
Decidimos que no debíamos de coger un guía para que nos explicase el castillo, ya que nos habíamos informado en España de cada una de las características del mismo.
El ambicioso proyecto de Luis II de Baviera comenzó a tomar forma en 1869 con el encargo del diseño del castillo a un escenógrafo teatral que, según las ideas del rey, proyectó un espacio más estético que funcional.
A pesar del aspecto medieval con el que se construyó central de aire caliente, luz eléctrica, agua corriente caliente y fría, desagües automáticos e incluso una línea telefónica.
Neuschwanstein es una construcción que refleja los ideales y anhelos del rey Luis II. Construido como un mundo imaginario y poético en el que podía refugiarse y soñar, el castillo cuenta con pinturas inspiradas en las óperas de Richard Wagner, a quien el rey admiraba hasta límites insospechados.
Es castillo cuenta con 200 cuartos entre los que destacan llamativas estancias como la Sala del Trono, con 13 metros de altura, la Sala de los Cantores, que a pesar de su gran tamaño y su escenario no estaba dedicada a acoger fiestas de la corte, o bien el dormitorio del rey y la capilla realizados en estilo neogótico.
Conocido a nivel mundial como símbolo de la arquitectura romántica idealizada y por la peculiar historia de su dueño, el castillo de Neuschwanstein es una maravillosa construcción de ensueño quien inspiró al mismísimo Walt Disney para la creación del castillo de la Bella Durmiente.
Abierto al público desde 1886, tan solo unas semanas después de la muerte del rey el castillo recibe en la actualidad cerca de 10.000 visitantes en temporada alta, llegando a conseguir más de 1.4 millones de visitantes al año.
Conforme íbamos pasando de una habitación a otra nos íbamos
sorprendiendo cada vez más, los distintos muebles decorativos, las pinturas
dentro de cada sala eran espectaculares.
A las 2 y media decidimos realizar una parada en nuestra
visita por este increible castillo para comer. Sabiendo que no íbamos a
encontrar un lugar cercano donde poder comer, decidimos hacernos nosotros
mismos la comida, aunque suene muy “cutre”, con cosas del desayuno, fue lo más
rentable que se nos ocurrió.
Una vez acabamos de comer decidimos dar una vuelta por los
alrededores del castillo para ver si podíamos comprar algunos recordatorios de
aquel precioso lugar. Y compramos esto:
Como los puestos de souvenirs estaban en el aparcamiento
donde dejamos el coche decidimos emprender el camino de vuelta a las 16:00.
Marta Alonso Arnal
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