Nos despertamos a las 7 y 30 de la mañana, hicimos las
maletas, nos duchamos y bajamos a desayunar a las ocho y cuarto cogimos un taxi
y nos dirigimos a la estación principal de tren, donde a las nueve menos cuarto
teníamos que estar arriba del tren con dirección a Praga.
Marta Prades Martínez
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